Me morí y nadie se acordó de mi. Me apetecía colocar a un individuo solitario en el punto de mira y explotar la rutina con su súbito fallecimiento. Hacer de lo cotidiano, como es el hogar, un lugar que siendo familiar, se antoje extraño y falto de vida. Mientras, en el exterior, quería que abundasen historias anónimas y ajenas al triste y,por otro lado, surrealista escenario, que a pocos metros de sus cabezas transcurría sin darse cuenta.